sábado, 19 de octubre de 2013

Una de las primeras sesiones con M.

En verano fui haciendo un repaso por los distintos Amas que había conocido en mis inicios como sumiso y en alguna ocasión he mencionado de pasada a las tres Amas con las que he tenido un mayor trato, así que quizás convenga hacer una breve mención a cada una de ellas. De hecho, este blog es precisamente un medio para recordar, comenzado en un momento en el que no tenía Ama y que debía servir para que helmut, ese alter ego sumiso que soy yo mismo, pudiera dejar constancia de sus experiencias y también de sus deseos.

Hablaré de M., que fue la última en pasar por mi vida y que este fin de semana seguro que estará celebrando su cumpleaños. Para ser sincero no sabría decir cuál fue exactamente la primera sesión con M. Sí recuerdo perfectamente que en su perfil había dejado una frase del tipo "me gusta dominar" y aunque la página era extensa esa frase no podía pasar desapercibida.

También recuerdo la tarde en que nos conocimos y que acabó en un pub irlandés charlando varias horas y donde descubrí a una chica excepcional con una vida interesante y a la que me hubiera gustado conocer antes.

Fueron muchas las sesiones que compartí con M. aunque me hubiera encantado que hubieran sido muchas más pero tendría que hablar con ella para ver cuál fue la primera de todas pero ya puestos, recordaré una de las primeras.

Fuimos a un parque de madrugada y dando un paseo acabó ella sentada en un banco y yo de rodillas frente a ella. Cerca había alguna residencia y quién sabe, quizás alguien llegara a vernos y se entretuviera un rato, aunque lo dudo. Al final me dijo que me daba permiso para lamer su sexo. Ya habíamos tenido alguna sesión antes pero nunca había podido darle placer oral, lo que sería un verdadero lujo para un sumiso y una de las cosas que más adoro hacer.

Sólo me puso una condición, para acceder a su sexo tenía que conseguir desabrochar su vaquero con mi boca.

Pocas veces he llegado a tener tanta ansiedad como aquella noche. Estaba a milímetros del cielo, tan sólo me separaba una tela y la opción de superar esa barrera estaba en mis manos. Bueno, si realmente hubiera estado en mis manos lo habría conseguido pero lamentablemente sólo podía usar mi boca y no fui capaz. Lo intenté durante varios minutos y apenas conseguí medio desabrochar el botón y bajar ligeramente la cremallera pero quedé lejos de ver el cielo abierto ante mis ojos.

Habría seguido intentándolo toda la noche pero el resultado no hubiera sido mejor. Llegó el momento en que M me ordenó que parara y muy a mi pesar me puse de pie y nos fuimos los dos del parque.

Supongo que ella sabía desde el primer momento que su sumiso no lo conseguiría pero a mí me habría encantado que la historia hubiera acabado de otra forma.

Más adelante tendríamos sesiones en las que pude llegar a hundir mi cabeza entre sus piernas y donde me permitió darle todo el placer del que soy capaz, pero aquella noche en ese parque estuve a punto de saborear el cielo sin conseguirlo y ella tuvo a un perro jadeando y haciendo todo tipo de intentos con su boca por poder lamer a su Ama. El espectáculo le entretuvo aunque dejó la recompensa para otra ocasión y también el darme el nombre con el que me identificaría: alpha.

Ha pasado ya mucho tiempo de aquello, también muchos años desde que supe de ella por última vez pero sigo guardando un magnífico recuerdo de todo lo vivido.

Y también ha pasado mucho tiempo desde la última vez que como perrito pude lamer a mi último Ama, exactamente un mes y 10 días (efectivamente, una eternidad) pero es algo con lo que sueño a diario...

A los pies de MAR.

helmut.

P.D. Tenía ya escrito el texto de esta entrada cuando MAR me ha enviado una foto de las bragas que ha comprado hoy mismo. Sale un pequeño perro con su collar y la frase "Oh my dog!" Me encantaría pensar que es precisamente una frase así la que pasa por su mente cuando me permite hundir mi boca entre sus piernas, exactamente donde está el dibujo de ese perro afortunado. Tendré que averiguar si ese perro se llama helmut.

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