domingo, 27 de octubre de 2013

primera sesión con S.

Vi su perfil en internet y no sé muy bien porqué envié un correo de presentación y a ella le gustó. Nos dedicamos a charlar unos cuantos días como suele ser habitual y finalmente fijamos una fecha para quedar.

Fui a la salida de su trabajo. En aquella época trabajaba en un teléfono erótico. A partir de ese momento cada vez que llamaba un sumiso se lo repartían entre una amiga suya que acabaría conociendo más tarde y ella.

Cuando bajó las escaleras nos fuimos a tomar una cerveza en plan tranquilo para charlar en persona y seguir conociéndonos. Fue una tarde muy agradable y los dos salimos convencidos de que habíamos dado con la contraparte adecuada.

Los fines de semana ella trabajaba en un bar de Chueca pinchando música y me citó para un viernes a la salida de su trabajo. Sólo puso una condición, yo debía llevar bragas negras sin costuras. Fui a El Corte Inglés a comprar lo que me había ordenado. Estuve dando vueltas por la planta de lencería femenina buscando y buscando. Al final acabé dirigiéndome a una dependienta. En esas situaciones se mezcla una parte de vergüenza por si sospechan que lo que compro es para mí, pero por otra parte es algo que hasta deseo, que esa chica joven que estaba al otro lado del mostrador, cuando me preguntó la talla y le dije que grande, una L por lo menos, hasta me encantaría que imaginara (acertara) que son para mí.

Llegó el día de ver a S convertida en mi Ama. Salimos a tomar una copa y después de un buen rato juntos llegó el momento de ir hacia su casa. Había que coger un buen tramo de autopista y mientras yo iba conduciendo me desabrochó el cinturón y el pantalón y metió su mano en mi entrepierna. Quedó satisfecha cuando comprobó que iba con bragas negras como me había ordenado. Y también con cómo había reaccionado mi miembro ante esa exploración.

Llegamos cerca de su casa y me guió hasta un camino rural antes de llegar. Me metí por él y en un recodo donde no se molestaba a nadie aparqué. Como hacía buen tiempo salimos del coche y ordenó que me quitara toda la ropa salvo las bragas. Me puso delante del capó e hizo que me apoyara sobre él. Casi quemaba pero no le importó. Es de esas cosas que suceden por casualidad pero que vienen bien en una sesión.

En esa postura lo que sobresalía era mi culo. S. cogió el cinturón de mi pantalón y lo convirtió en un látigo con el que me dio una tanda de diez azotes mientras los iba contando en alto. No quería oír mis quejidos pero no se reprimió en darlos con ganas.

Dejó el cinturón de lado y se acercó por la espalda, juntó su cuerpo contra mi culo y empezó a moverse como si me follara. ¡Qué sensación! Y con su mano empezó a explorar mi culo. Yo antes de salir de casa había hecho una limpieza a conciencia y creo que debía quedar algo de jabón que sirvió de lubricante. Y en ese momento ella empezó a meter un dedo, luego dos, así hasta meter todos salvo el pulgar. Luego sumó el pulgar y llegó lo más difícil, empujar con firmeza pero muy despacio hasta conseguir que entren los nudillos. Pero no es nada fácil, ni siquiera hoy día después de años de práctica, menos aun aquel día que era la primera vez que lo intentaban. Pero la sensación de tener buena parte de su mano dentro y todo su cuerpo detrás empujando era muy poderosa.

Finalmente tuvimos que desistir y acabamos entrando de nuevo en el coche. Seguimos jugando un buen rato. En un momento dado hizo que me pusiera de rodillas en el asiento de atrás y ella sentada en el asiento del copiloto mirádome y desde ahí volvió a intentar el fist fucking que hacía un rato habíamos dejado a medias. El ritual fue el mismo, un dedo, dos, tres, cuatro, juntar el pulgar... Se cuenta muy rápido pero lleva su tiempo. Hay que ir poco a poco, dilatando el agujero, hacer que el músculo se amolde al nuevo tamaño. Ir girando despacio los dedos para que se vaya abriendo en todas direcciones. Y también ir empujando suavemente, sin forzar límites. Por mi parte yo ayudaba separando mis nalgas con mis manos para facilitar el acceso. Y de repente, sucedió. Sentí que me abría más de lo que estaba hasta ese momento, me sentí lleno, a punto de explotar. En ese momento oí palabras de aprobación de S. que me decía que ya estaba. Yo no lo podía creer y llevé mi mano a mi culo y comprobé que tocaba su muñeca. ¡Todo lo demás estaba ya dentro! Uff. Qué sensación. No me podía ni mover, me sentía paralizado, como es habitual con una mezcla de dolor y placer. Ella giraba su puño dentro de mi culo despacio, como cuando se gira un picaporte sin querer hacer ruido. Me mataba de placer y antes de que me matara de dolor paró y sacó muy despacio su mano. Qué felicidad. Una fantasía cumplida. No sé el tiempo que llevaba soñando con eso. Recuerdo que empecé muy joven, puede que con 10 años, jugando con objetos en mi culo, aunque luego pasaron años, puede que otros 10 ó 12 hasta que recuperé esos juegos. Y después de tanto tiempo tener la mano entera de una chica en mi culo era como alcanzar una meta.

Vendrían después muchas más sesiones. De hecho creo que es el Ama con quien más tiempo y más sesiones he compartido y su recuerdo es imborrable.

Me ha hecho gracia, pero dee las Amas que conservo su teléfono ésta era la única que no tenía mascota y justo hoy que publico esta entrada veo en su perfil de whatsapp una foto de un perro blanco. No me he atrevido a preguntar pero se cierra un círculo. Mis Amas pasadas tienen perro. MAR también, tiene una perra. Lo que no sé es si MAR es un Ama del pasado o del presente. Lo que sí sé es que después de ELLA no ha habido nadie.

Y aunque he tenido la mano de MAR dentro seguiré practicando por si en el futuro decide volver a coger las riendas de helmut, o lo que es lo mismo, decide hundirme su fina mano hasta el final.

De hecho, este fin de semana he estado practicando. Un "ritual" como decidí llamarlo hace ya tiempo, pero quizás eso sea ya motivo de otra entrada.

A los pies de MAR.

helmut

No hay comentarios:

Publicar un comentario