domingo, 15 de febrero de 2015

Diana Lázaro


Dentro de la serie de mitos eróticos y experiencias previas hay un nombre que no quería retrasar más. Tengo más o menos pensado cómo va a ser mi próxima entrada y antes de llegar a ella quería haber escrito sobre unos cuantos temas y unas cuantas personas pero si he de elegir el motivo de hoy será el de esta mujer en particular.

Una de las caras más bonitas del cine español y que se ha dedicado tanto al cine, como al teatro y a la televisión.

Yo me fijé en ella cuando hacía un programa para niños en televisión en una época en la que ninguno de los dos éramos ya niños.

Cibercelia era su personaje, completamente vestida con un mono negro, supuestamente de cuero, latex o PVC. Ese vestuario podría haber despertado en fantasías fetichistas pero en aquellos momentos la referencia más clara era la de Sarah Douglas de Superman de la que hablé en una de las primeras entradas.

De nuevo una chica morena y atractiva (y también con pelo corto, aunque no hacía falta más similitudes, como que vinieran del espacio) provocaba en mí deseos de presentarme ante ella y ofrecerme para lo que deseara.

No había pasado de ser una fantasía hasta que un día vi una entrevista en televisión en la que dijo algo así como que no le importaría aprovecharse de la gente. No recuerdo bien sus palabras y seguramente no.eran tan directas ni en el sentido que yo les di, pero dudé si dedicar mis esfuerzos a buscarle en vida real y ofrecerme precisamente para lo que ella quisiera.

Pasó el tiempo y una vez coincidí con ella en un local de copas. Estaba con todos los compañeros de reparto de la serie que hacía en televisión en aquel momento. No me pareció el mejor momento para presentarme y acabé yéndome habiéndonos visto sólo de cerca pero sin mediar palabra.

Creo que nunca he llegado a arrepentirme del todo pero no sé qué hubiera pasado si al presentarme y darme a conocer como sumiso, si ella hubiera descubierto un lado dominante.

Más recientemente estuvimos también cerca cuando representaba "El otro lado de la cama" en el teatro. Ahí ya no hubiera tenido tanto reparo en haber entregado en el teatro unas flores para que se las llevaran al camerino y con una tarjeta de presentación. Pero en esta ocasión yo ya conocía a MAR, y era su sumiso. Sé que podría a hablar a MAR de Diana Lázaro pero ya era tarde para que helmut se presentara a ninguna mujer esperando que disfrutase siendo Ama porque ddesde que adopté este nombre no deseo nada más que servir a MAR, mujer aún más atractiva que Cibercelia y con la que tengo el orgullo de decir que soy su sumiso.

A los pies de MAR.
helmut{MAR}

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